Una década laborista ha hecho mucho más que situar al Reino Unido al frente de la iniciativa global en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y el cambio climático: ha logrado convertir estas políticas en razones de Estado que incluso un Gobierno conservador en medio de un huracán financiero es capaz de sostener. Si usted se ha preguntado en alguna ocasión en qué consiste el liderazgo que millones de activistas reclaman cada día, éste es un buen ejemplo.
No echemos las campanas al vuelo, eso sí, porque no todo va a seguir igual. Andrew Mitchell, el nuevo Secretario de Estado de Desarrollo, propuso en su momento algunas ideas geniales, como decidir el destino de parte de la AOD en base a una votación online de los contribuyentes británicos (algo así como Operación Triunfo, pero con hospitales y escuelas). Menos exóticos, y más preocupantes, son los primeros movimientos para alinear la acción exterior británica (política, económica, de seguridad y de desarrollo) de acuerdo a las prioridades del nuevo Gobierno, cuyos miembros decoran sus chimeneas con los recuerdos del good old Empire africano.
[Nota y suspiro: Si quieren asomarse al modo en el que un país de adultos elabora su política exterior, échenle un vistazo al proyecto abierto por Chatman House tras la llegada del nuevo Gobierno. Se titula Repensando las ambiciones y las opciones internacionales del Reino Unido. Algunos de los papers, como el de Evans y Steven, son estupendos, pero no se pierdan el que publicará Kevin Watkins dentro de poco sobre el Reino Unido y el mundo en desarrollo.]
Me gustaria poder confirmar que el Gobierno de la Generalitat de Catalunya tampoco recortarà el presupuesto de Cooperación. Con la presión que hemos hecho y el convencimiento de algunos politicos (pocos) estamos en el camíno, pero ahora falta que el tiempo y los hechos nos den la razon.
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