jueves, 23 de diciembre de 2010

Crisis alimentaria en el Sahel: regreso al futuro

Más de diez millones de personas -mujeres y niños en su mayoría- fueron víctimas del hambre a lo largo de 2010 en la región del Sahel (Niger, Chad, Malí y Burkina Faso). El número de muertes directas derivadas del hambre en esta región es escalofriante, pero la desnutrición crónica que padece un 20 por ciento de la población tiene efectos económicos y sociales que van mucho más allá de los titulares. Las hambrunas determinan el futuro y las oportunidades de generaciones enteras, condenando a millones de comunidades a la ansiedad y la inseguridad, cuando no a la emigración de sus miembros más capaces. Resulta difícil comprender la violencia extrema que se esconde tras esta situación.

El Sahel constituye una tormenta perfecta en la que la escasez económica, el desgobierno político y la hostilidad climática se ceban sobre la población vulnerable para convertir las crisis alimentarias en la regla, antes que en la excepción. La creciente escasez y variabilidad de las lluvias ha tenido efectos devastadores en economías que dependen en gran medida de la agricultura de secano y la ganadería trashumante. Gobiernos locales y donantes internacionales responden tarde con una estrategia falta de recursos y coordinación. Todas las lecciones importantes que la comunidad internacional ha aprendido acerca de la ayuda alimentaria de corto plazo son dolorosamente ignoradas en el caso del Sahel.

Este rosario de errores y agravios están descritos en un informe publicado conjuntamente por Oxfam Internacional y Bilital Maroobe (una red de organizaciones ganaderas de la región). La conclusión principal de esta investigación constituye una señal de alarma para todos nosotros: lo que ahora ocurre en el Sahel es una fotografía de los problemas que han de llegar para otras muchas regiones en desarrollo. El hambre del futuro debe ser considerada en una era de recursos naturales limitados, en donde los retos de la equidad y la ecología aparecen inevitablemente imbricados.

Las recetas que se proponen en el informe deberían figurar con letras de molde en la agenda del desarrollo de la próxima década. Una reconsideración profunda de las prioridades y los instrumentos que rigen el sistema alimentario global. A riesgo de aburrirles, insisto en ellas una vez más:

  • inversiones estables y suficientes en una agricultura adaptada a los efectos del calentamiento global. 
  • establecer mecanismos que reduzcan (o amortigüen) la volatilidad extrema del precio de los alimentos, que castiga a productores y consumidores pobres a partes iguales. (Atentos, por ejemplo, a las consecuencias que puede tener en los precios del maíz la extensión de las ventajas fiscales al bioetanol que acaba de aprobar el Congreso de los EEUU).
  • fortalecer de las capacidades y la coordinación de la sociedad civil y las organizaciones campesinas. 
  • mejorar la calidad y la pertinencia de la ayuda humanitaria de corto plazo.
Diez millones de personas. Feliz Navidad.

2 comentarios:

  1. Gracias por toda la informaciòn que nos has compartido durante todo este año. Lo que nos compartes nos alimenta e impulsa a muchos/as a hacer algo por este mundo. Feliz navidad Gonzalo. Monica Corona.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a vosotros por vuestro interés.

    Que tengáis muy felices fiestas.

    ResponderEliminar