María explicó lo que todavía conocen pocos: La nueva Ley de Extranjería -aprobada por el Parlamento a finales del año pasado- responde a los requerimientos del Tribunal Constitucional y de las directivas europeas consolidando los derechos de asociación, reunión y sindicación de los inmigrantes. Contempla además otros avances, como la reagrupación de parejas de hecho, el derecho de los familiares reagrupados a trabajar o el acceso de organizaciones de derechos humanos en los centros de internamiento.
Sin embargo, estas garantías son la excepción en una ley diseñada y aplicada para restringir los derechos fundamentales de los extranjeros no comunitarios que residen en nuestro país. Constituye un paso atrás en nuestro Estado de Derecho y es el mejor modo de dispararnos en los pies.
Algunas perlas del análisis de la Ley que Caritas ha realizado junto con CEAR y la Red Acoge (ver todos los detalles aquí):
- Limita el acceso de los inmigrantes en situación irregular a ciertos derechos esenciales (como la educación para mayores de 18, la vivienda o servicios sociales 'específicos').
- Restringe el derecho de reagrupación de ascendientes directos.
- Las inmigrantes irregulares que denuncien ser víctimas de violencia de género estarán automáticamente expuestas a un expediente sancionador (que puede derivar en la expulsión).
- Se refuerzan los kafkianos requerimientos para la renovación de los permisos de residencia y trabajo, como la limitación territorial o la demostración de 'esfuerzos de integración'.
- Se introducen tasas de cerca de 200 euros para la contratación de personas extranjeras.
- Se amplía a 60 días el período de reclusión de irregulares en centros de internamiento. En la práctica, pena de privación de libertad por una falta administrativa equivalente a una infracción de tráfico.
- Se agravan las penas para delitos de colaboración con inmigrantes irregulares, como promover la permanencia irregular de un extranjero o consentir la inscripción ficticia en un padrón.
[Nota al pie: líbreme San Cucufato de interferir en la estrategia electoral de los obispos, pero me pregunto si el dignísimo trabajo de Caritas (diocesana) y Pueblos Unidos (jesuita) en este campo no merecería un empujoncito público de la Conferencia Episcopal, si sacan un hueco entre manifestación por la familia y manifestación por la familia.)]
Si es tan evidente que la migracion es necesaria para el crecimiento y el futuro de cuidados en Europa... porqué la criminalización de la misma? Es el absoluto sin sentido.
ResponderEliminarFelicito y agradezco este blog, que aborda la migración desde la realidad, Mónica C.
Porque da miedo, y porque resulta políticamente rentable. Pero tan temible y tan rentable como resultaron en su momento la esclavitud o la restricción del sufragio universal, y esas batallas las ganaron nuestros tatarabuelos, ¿no?
ResponderEliminarGracias por tu apoyo, Mónica.