lunes, 3 de enero de 2011

¡Hay que intervenir en Costa de Marfil! (¿o no?)

Retorno de unas espléndidas vacaciones navideñas y me encuentro con un buen número de artículos y entradas de blog que giran alrededor del mismo tema: el intervencionismo de la comunidad internacional en los conflictos del mundo en desarrollo. La excusa es la tensión creciente en Costa de Marfil, donde Laurent Gbagbo se niega a reconocer su derrota electoral y amenaza con llevar al país a una nueva etapa de conflictos violentos.

Y como no existe un asunto que despierte pasiones más enconadas entre los frikies humanitarios, les sugiero algunas pistas que quizás les interesen (cualquier otra será muy bienvenida):

- Chris Blattman (declarado oficiosamente blogger del año en temas de ayuda y desarrollo) echó a rodar la pelota con una entrada en la que analiza las opciones de la comunidad internacional en el caso de Costa de Marfil. Su opinión es que la presión externa podría ser más inteligente, facilitando opciones creíbles a Gbagbo y (tanto o más importante) a su recua de cortesanos armados.

- Su comentario generó una serie de respuestas por parte de lectores bien informados. Lo sorprendente del asunto es casi ninguno de ellos se muestra partidario de la línea que propone buena parte de la prensa occidental: sostener la presión internacional hasta forzar la renuncia de Gbagbo en favor del bueno de Ouattara. Desde una partición del país entre el norte musulmán y el sur cristiano (aunque esta es una distinción simplona, como recordaba Ramón Lobo en su didáctica explicación del conflicto) al reparto de poder entre ambos dirigentes, pasando por una intervención armada de los ejércitos de África occidental (cuyos líderes ya han dejado claro sus preferencias por Ouattara).

- El dilema principal, como casi siempre, es elegir entre los bueno y lo mejor (o lo malo y lo peor, en este caso). Los detractores de la línea oficial (democracias-liberales-y-lejanas-exigen-cumplimiento-estricto-de-resultados-electorales-en-países-que-no-conocen) arguyen que el único fruto de las presiones a Gbagbo será un baño de sangre y el preludio de una guerra civil que aún no ha comenzado. En el lado contrario se sitúan quienes creen que esa 'realpolitik' ha dado magros resultados en la historia del África post-independencia, así que ya es hora de exigir a las democracias africanas lo mismo que exigimos a la Hondureña, por ejemplo.


- Y en medio de estas disquisiciones me encuentro con un provocativo artículo de Stephen Kinzer (ex New York Times) en el que acusa a las ONG y organismos internacionales de imponer una visión "imperialista" de los derechos humanos. Habla de Sudán y Ruanda, pero sus reflexiones podrían ser aplicadas también al caso de Costa de Marfil.

Que lo disfruten. Muy feliz año 2011.

2 comentarios:

  1. Si les interesan sus riquezas o si quieren distraer la atención de otro tejemaneje tomarán la decisión de intervenir, sino les dejarán pudrirse, es así de triste

    ResponderEliminar
  2. Es posible. Pero en este caso se está produciendo una sorprendente unanimidad internacional que tal vez dé sus frutos.

    Gracias por tu comentario y un saludo.

    ResponderEliminar