En El País digital de hoy:
El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, ha mostrado hoy la disposición del Gobierno a estudiar la propuesta de los sindicatos de ampliar la vida útil de las centrales nucleares a cambio de concesiones en el pacto social y de las pensiones.
Un momento... Con independencia de lo que cada uno piense sobre las nucleares, ¿es que ahora la posición energética y medioambiental del Gobierno está definida en primer lugar por los puestos de trabajo en juego? Con la negociación del carbón ocurrió exactamente lo mismo: Sebastián y otros ministros perdiendo la peluca en Bruselas para sostener un sector que contradice abiertamente los compromisos de reducción de emisiones de este Gobierno.
¿Dónde quedó el coraje de las decisiones difíciles? ¿Quién da explicaciones por el camino desandado? ¿Qué ocurre con aquellos compromisos electorales que no estén respaldados por lobbies, bancos o sindicatos? A este paso, el año largo que resta de legislatura va a evaporar cualquier avance social o medioambiental del último lustro. ¿Quién demonios va a frenar esto?
Querámoslo o no, todos somos responsables por lo que sucede en el mundo. Independientemente de nuestro ritmo de vida, observamos que un gran número de individuos tiene un nivel de vida desproporcionado y viven como si la pobreza y los países desfavorecidos no existiesen. Ignorar que la mayoría de los habitantes del planeta vive sumida en la pobreza y que millones de ellos mueren de hambre nos confiere a todos un cierto grado de responsabilidad. Basta con interesarse en las causas reales de la falta de armonía existente para tomar consciencia de que debemos pasar a la acción e intentar establecer una repartición justa entre los seres humanos. "Cada toma individual de consciencia puede impulsar a otros a seguir el ejemplo y contribuir en una comprensión colectiva que sea capaz de transformar el mundo entero." (Alex Mero)
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