martes, 19 de octubre de 2010

¿Y si comprásemos Luxemburgo?

Durante los próximos meses van a leer en este blog entradas cada vez más frecuentes acerca de los retos del desarrollo en un mundo de recursos naturales limitados. La producción agraria global ha ido creciendo durante décadas, impulsada por un incremento del rendimiento y una expansión de la tierra cultivable. Y aunque la cosecha de 2008 fue la más grande de la historia, en siete de los ocho años que transcurrieron entre 2000 y 2008 el consumo mundial estuvo por encima de la producción.

Deberíamos leer estos datos como la señal de alarma sobre los problemas que vendrán: existe una demanda global creciente para unos recursos agrarios cada vez más limitados. Un mundo en el que el consumo de proteínas y calorías continuará creciendo a medida que crezca el número y el ingreso medio de la población mundial (9.200 millones de habitantes en 2050, según la ONU) y en la que los compromisos de reducción de emisiones obligarán a producir de forma radicalmente diferente (hoy cerca de un 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de la producción agraria). 

La escasez y los límites naturales determinarán en poco tiempo la producción global y el acceso a los alimentos. No es exagerado decir que el hambre del futuro dependerá en gran parte de tres recursos escasos: la tierra, cada vez más disputada; el agua, cada vez más escasa; y el CO2, cuyas emisiones deberán reducirse de forma dramática en los próximos años. Lo que hagamos en estos asuntos definirá en parte la estabilidad y la prosperidad del planeta.

Y, para abrir boca, les propongo la lectura de esta concisa descripción del problema de la apropiación de tierras, un asunto del que, desgraciadamente, oiremos hablar cada vez más: ¿Qué es la apropiación de tierras y por qué nos debe preocupar? Esta escrita por mi colega Duncan Pruett, que dirige el trabajo de Oxfam en esta ámbito. El comienzo es sugerente:
Imagina que una única empresa compra de una sola tacada una superficie comparable a la de Hampshire o Luxemburgo, o la mitad de la Toscana, o Maryland, o Schleswig Holstein. Imagina que antes de comenzar a cultivar, probablemente colza, corta todos los bosques sin consultar con nadie y expulsa a los agricultores y otros habitantes de la zona.

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