jueves, 20 de enero de 2011

La parada de los monstruos

Tras el retorno de Baby Doc Duvalier, ahora es el depuesto Presidente Aristide quien anuncia su deseo de volver a Haití para ayudar como "un simple ciudadano". El primero empezó su carrera criminal con ventaja, siguiendo la estela de Papa, del que aprendió a torturar, asesinar y apuntalar la mayor cleptocracia del continente (lo cual tiene un mérito indudable). El segundo protagonizó una caída libre desde los altares de la popularidad (con teología de la liberación incluida) al desgobierno, la corrupción y la violencia de cualquier otro tirano caribeño.

Y la situación es tan sumamente desesperada que un buen puñado de haitianos recuerdan los años de Duvalier y de Aristide con nostalgia, dispuestos a aferrarse a cualquier posibilidad que les saque del infierno. No se puede decir que el despropósito de la primera vuelta electoral haya ayudado mucho a cambiar esa impresión.

Si esto ocurre, el castigo de Haití será doble.

5 comentarios:

  1. Lo de Haiti no tiene nombre, pero la responsabilidad es de todos... ¿Qué grano podríamos aportar para un cambio desde el fondo y desde dentro? Hay allí gente dispuesta a arriesgar y ellos son los únicos que se conocen, cómo viven, reaccionan, lo que les importa... y ahora sí quieren apostar por el cambio.
    Lo de fuera no hace más que alimentar que ellos no pueden ni podrán y una espera pasiva que no hace avanzar nada. La ayuda, si no nos atrevemos a que la gestionen ellos, se convierte a menudo en trampa "angelical" y "opio" que impide que la gente se movilice.

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  2. Supongo que tiene que ser una combinación de elementos, como dices. Francamente, no creo que ahora haya muchas razones para ser optimistas.

    Muchas gracias por tu comentario.

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  3. Támara, Gonzalo... Es sencillo.

    Sencillamente ese país ya no interesa a nadie, así que tendrán que salir de tanta miseria solitos... Claro, los bien nacidos haremos nuestra aportación... pero tanta destrucción, tanta desolación no se arregla con buenas intenciones... Parece que ningún colonialista del S.XXI puso sus ojos en Haití, así que poco importa que cada noche mujeres y niñas sean violadas, que la gente mayor esté tirada y muriendo en la calle, que el futuro no sea algo más que pensar en sobrevivir...

    Denunciaremos tanta inmundicia, al menos por alzar la voz... pero seguirán atrapados en su propio y mísero destino... Pasó un año ya...

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  4. Ojalá te equivoques, Beatriz, pero mucho me temo que no.
    Un saludo.

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  5. Haití, pobre Haití, tanto que colaboro para la campaña libertadora de America, y ni siquiera fue tenido en cuenta por Bolivar para el festejo.
    Han sido masacrados desde antes de nacer, impartiendo en cada niño o niña, una idea de echiceria, que los condena, que les impide verse libres.
    Para Haití, hay remedio, y creo que es el ACOMPAÑAMIENTO sincero y ecuanime, sin pensar en que ya se paso la hora del servicio.

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