Zapatero fue el último en intervenir, y lo hizo dejando a un lado los papeles que le habían preparado. Describió el desembarco de la diplomacia y la cooperación de España en África como "la madurez de nuestra visión internacional": "España ya está en África". Como en sus primeros años en el poder habló de pobreza, de Objetivos del Milenio y de las posibilidades del comercio internacional. Se ilusionó pensando en la cumbre de la ONU de septiembre y en el esfuerzo que debe ser reclamado a los países donantes y a las instituciones financieras.
No creo que sea una exageración. Más allá de cualquier otra consideración (y se deben hacer muchas), el hecho es que el esfuerzo de sus gobiernos por situar a la región subsahariana en el mapa político y anímico de España no tiene precedentes. Zapatero está orgulloso de este paso y se le nota.
Pero durante toda su intervención tuve la impresión de que no nos hablaba a nosotros, sino que hablaba para sí mismo. Como si al pronunciar su discurso sobre ricos y pobres ahuyentase los fantasmas de la 'realpolitik' y las medidas que no ha sabido o no ha querido evitar. Parecía cansado, desde luego, pero transmitía una sensación de derrota mucho más profunda: la certeza de que el relato de su Gobierno no será "recordado por la Historia como el tiempo en que España se ocupó de África", sino por tantas otras cosas bastante menos memorables. La tragedia de un político mediocre con una visión razonable del mundo. Uno de tantos.
"La tragedia de Zapatero es ser un político mediocre con una visión razonable del mundo". Incuida, por ejemplo, la propuesta que hizo en este discurso cansino de lograr un mecanismo internacional que gravase al sistema financiero para tener una fuente alternativa y estable de financiación del desarrollo.
ResponderEliminarPienso: la tragedia de muchos sería (o será, si no lo remedia nadie) tener un político mediocre, con una visión lamentable del mundo. No me puedo imaginar a Don Mariano defendiendo esta cosas. Lo intento, pero no me viene.
¡¡Menuda tropa!!
Es posible. Pero no me consuela mucho. Me ha rechinado siempre la política de los males menores (de los mediocres menores, en este caso).
ResponderEliminarOjalá me equivoque, pero la tasa a las transacciones financieras es otro ejemplo de lo que Zapatero sabe con certeza moral y económica que debe hacerse... pero que nunca hará.
Un abrazo.