En particular, recomiendo a otros liberales de culo inquieto que lean con atención su penúltimo párrafo:
El líder bolivariano se ha presentado ante el elector en una quincena de ocasiones y solo en el referéndum de 2007 sobre la reelección indefinida fue derrotado, aunque ganó la batalla en la consulta siguiente. Y eso no se debe a nuevas demarcaciones electorales, que cualquier Gobierno latinoamericano traza sin reparo; ni al hostigamiento de los medios de comunicación, aunque llegue a extremos macondianos, como cuando Exteriores niega a la revoltosa prensa de Caracas hasta el itinerario de los viajes de Chávez al extranjero; ni al abuso de recursos del Estado en apoyo de las candidaturas oficialistas, también práctica común en toda América Latina. Se debe a que el número de pobres ha bajado del 46% a menos de la mitad, y el de indigentes se ha reducido al 6% en 10 años de chavismo; a que el desgobierno en abastecimientos, suministros y libertades afecta mucho más las clases medias que a los desfavorecidos que ahora tienen médico, escuela y productos de primera necesidad subsidiados, así como menos que perder ante una delincuencia que prefiere objetivos más suculentos. El chófer, afrodescendiente, de un importante diario caraqueño le dijo un día a su pasajero, periodista español: "Cuando Chávez pierda el poder yo volveré a ser invisible". Y Teodoro Petkoff, intelectual de servicio de la oposición, nunca ha negado que todas esas elecciones han sido democráticas. El chavismo ha favorecido a más de media Venezuela: la boli-burguesía, o los nuevos ricos del poder, y la lumpen-burguesía, los antiguos pobres que dejaron de serlo.Nada de todo esto altera mi escepticismo ante los males menores, pero a veces conviene recordárselo.
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