Los juegos de prestidigitación electoral de Hugo Chávez han levantado una oleada de indignación en España. Políticos, analistas y observadores de todo pelaje (ver por ejemplo editoriales en El País y el ABC) se han mesado las cabelleras describiendo lo que en justicia supone un atropello: con una ventaja de tan sólo el 2% de los votos, el partido del Gobierno aventaja a la oposición en 33 diputados (98 frente a 65). Entre los críticos más vociferantes están el senador el PNV Iñaki Anasagasti y el eurodiputado del PP Carlos Iturgáiz, al que parece que los servicios de seguridad han mostrado sus encantos tras denunciar lo que él ha denominado las "verdades como puños" de un "sistema perverso".
Este blog se suma con entusiasmo a las protestas. Estaría bueno. Más aún: animo al Sr. Iturgáiz, al Sr. Anasagasti y a los consejos editoriales de El País y ABC a conservar su justa indignación y trasladarla a España. Porque lo que Chávez ha hecho con la proporcionalidad del voto en Venezuela es un mal chiste comparado con lo que ocurre en nuestro país cada cuatro años, cuando PP, PSOE y partidos nacionalistas se aprovechan de una ley electoral que magnifica la representatividad de los primeros y permite a los partidos nacionalistas multiplicar su poder en el parlamento con la ausencia de partidos bisagra de ámbito nacional.
¿Por qué UPyD necesita 300.000 votos para lograr un diputado que al PSOE le cuesta 65.000? ¿Cómo es que Izquierda Unida obtiene con el sistema actual 2 diputados cuando el peso proporcional de sus centenares de miles de votos le daría 14? Desde luego, no se lo pregunten a quienes disfrutan ahora la poltrona electoral, porque la conversación será breve.
Ahora que Equo (un nuevo y esperanzador germen de partido verde de ámbito nacional) asoma sus patitas en nuestro esclerótico mapa político, cualquier votante decente debería tener muy presente este gráfico que publicaba el diario El País tras las últimas elecciones generales. Porque sí, Sr. Iturgáiz, se trata de un sistema perverso.
Desde luego que es indignante la distorsión que supone el sistema electoral español, que castiga fuertemente a partidos minoritarios como IU. Pero ojo, a quien beneficia este sistema es a PP y PSOE. Los nacionalistas a los que se reprocha el excesivo poder que les da este sistema son los únicos -sí, los únicos- partidos que tienen una representación parlamentaria que refleja fielmente los votos que obtienen. En el propio gráfico que recoges se ve que CiU y Coalición Canaria ni ganan ni pierden, el PNV tiene un ligero beneficio y Esquerra y BNG un ligero perjuicio.
ResponderEliminarSi los nacionalistas acaban teniendo un papel clave para formar mayorías no es porque el sistema les beneficie, sino por la mezquindad de PP y PSOE.
Coda: Y que conste que se podría mejorar enormemente la proporcionalidad sin necesidad de cambiar la constitución: reduciendo el mínimo de diputados por provincia a uno, incluyendo un resto proporcional nacional...
Item más: Dedicar 10 minutos de nuestra vida a escuchar la respuesta de Hugo Chavez a la periodista Andreína Flores (Cómo puede ser que habiendo una diferencia de votos de apenas 100.000 votos la diferencia de escaños sea de 37) es muchísimo más divertido que la mejor de las películas de Cantinflas: http://www.youtube.com/watch?v=kh5qxnOzi0U
ResponderEliminarEso sin contar con la proporcionalidad de otros sistemas como el ingles que tampoco es que sea una maravilla democratica y que sin emabrgo tanto gusta a alguno de los politicos aludidos.
ResponderEliminarQuizás no quedaba claro en el texto, pero trataba de reflejar esta misma idea. La ventaja de los partidos nacionalistas (o de cualquier otro que concentre geográficamente sus votos) en este sistema no es su sobre-representación, sino el desproporcionado poder político que les concede ser partidos bisagra únicos.
ResponderEliminarY sí, otros sistemas también son imperfectos; pero existen modelos mixtos y más abiertos -como el alemán- que podrían ser explorados.
Mientras tanto, quizás hay que dar menos lecciones a otros países.
Saludos.
Suscribo comentarios JAHT. Tanto lo relativo a España (cómo no!) como lo relativo a Venezuela. Sobre el último, se podría escribir muchos editoriales sobre otros procesos electorales, en la propia America Latina con gobiernos de corte políticamente antagónicos. Que ni se plantean escribir. Sin ánimo de defender a Chavez, no me sirve la referencia de El País o Abc pues tenían el editorial escrito antes de las mismas Elecciones. Éstos no hacen más que responder a una oposición sistemática de grupos de interés en las antípodas ideológicas.
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